Disturbios en Ciudad de México durante las protestas contra la violencia policial./Europa Press.


El pasado domingo, 7 de junio, fue el día más violento de la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador, con un total de 117 homicidios, según los datos publicados este lunes por el Gobierno mexicano, en el contexto de la reactivación de la protesta social pese a la pandemia de coronavirus.

Durante el fin de semana se produjeron un total de 211 muertes violentas en México, de las cuales 94 ocurrieron el sábado y 117, el domingo, lo que eleva a 565 los homicidios durante el mes de junio, una media de 80 diarios, según los datos recogidos por el diario mexicano 'El Universal'.

Con ello, el 7 de junio desplazó al pasado 20 de abril, cuando hubo 114 homicidios, como el día más violento del año, aunque también como el más violento desde que el Gobierno federal inicio el recuento diario de muertes violentas, en diciembre de 2018, cuando comenzó el mandato de López Obrador.

AMLO, como le ha bautizado la prensa mexicana, prometió durante la campaña electoral pacificar México con una estrategia combinada de lucha policial, amnistías a pequeños 'narcos' y sicarios y planes de desarrollo que ofrezcan oportunidades de futuro a la población de las zonas más deprimidas del país.

De momento, este objetivo se le ha resistido, algo que el Gobierno ha achacado a las profundas raíces que administraciones anteriores permitieron echar a las organizaciones criminales .

El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Alfonso Durazo, reprochó el sábado a los gobiernos anteriores que "hicieron de la fuerza, por años, el instrumento único, exclusivo y excluyente, del combate a la criminalidad".

El saldo "fue de centenares de miles de muertos, desaparecidos forzados y torturados, así como una inercia histórica que llega, lamentablemente, hasta nuestros días", dijo Durazo, en el marco de la celebración por el 30º aniversario de la creación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

"Se evitó otro Ayotzinapa"

López Obrador se enfrenta en estos momentos a una reactivación de la protesta social debido a los casos de violencia policial que han surgido en el contexto de la pandemia de coronavirus.

Los mexicanos llevan días manifestándose por la de muerte de Giovanni López, un obrero de 30 años que falleció el 4 de mayo tras ser detenido por policías del municipio de Ixtlahuacán de los Membrillos, en el estado de Jalisco, por no llevar mascarilla.

De acuerdo con un vídeo difundido por 'Milenio', hasta diez agentes "golpearon y sometieron" a López, que "al día siguiente apareció muerto". La familia de la víctima recogió su cuerpo en el Hospital Civil de Guadalajara, "donde confirmaron que murió por traumatismo craneoencefálico, tenía huellas de tortura y una herida de bala en la pierna izquierda".

A ello se han sumado también las protestas por la agresión de dos policías el pasado viernes en Ciudad de México a una joven de 16 años a la que patearon estando ya en el suelo durante los disturbios desatados en las manifestaciones por la muerte de López.

En este contexto, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, se ha jactado de que el viernes por la noche "se evitó otro Ayotzinapa" por la rápida actuación de la Fiscalía, que habría impedido que los policías dedicados a contener las manifestaciones frente al Ministerio Público estatal actuaran contra los manifestantes, según dijo en una entrevista concedida el domingo a una cadena de televisión.

El caso Ayotzinapa se refiere a la desaparición de 43 estudiantes de magisterio de dicho municipio durante una protesta en la vecina localidad de Iguala en septiembre de 2014. La investigación oficial, ahora desacreditada, culpó de ello a un grupo de sicarios que habría confundido a los jóvenes con rivales. El Gobierno de López Obrador ha reabierto el caso, que estaría vinculado al narcotráfico.